Aquí os dejo copiado el texto de un articulo de Formula Moto para que salvo alguno os podáis partir el culo del niñato.
Pataleta de Lorenzo
La pista de Qatar resbala. Es harto sabido. El asfalto tiene poco grip y menos con arena. Los neumáticos extra-blandos tienen algo más, pero son exclusivos de las Open y de las desertoras "Factory" con prebendas Open. Merced a esas gomas e-b, han dominado las sesiones de entrenamientos libres a su antojo y creado desconcierto entre las Factory. Los pilotos lo asumieron conscientes de que las condiciones eran iguales para todos. Sabían que el remedio pasaba por arduo trabajo con sus técnicos para adaptar reglajes y suspensiones a las circunstancias. Los no oficiales lo habían hecho durante los test llevados a cabo a principios de mes en ausencia de los oficiales de fábrica. Esos, prestaron servicio a Bridgestone en Phillip Island para evitar el desaguisado del año pasado cuando se estrenó el abrasivo asfalto que destrozaba las gomas. Por seguridad se dividió la carrera en dos mitades. Fue el esperpéntico "Dry flag to flag". Este año no se repetirá.
En la primera sesión del jueves, Jorge Lorenzo arremetió con ira su disconformidad con los neumáticos de Qatar. Actitud que ya había adoptado en los test colectivos de Sepang. En aquella ocasión pidió a Yamaha que le inscribiera en Open para tener acceso al neumático extra-blando. Le respondieron que jamás habían considerado tal posibilidad y seguirían en Factory como corresponde a un equipo de fábrica. En contraste, durante los recientes test Bridgestone de Phillip Island ha sido el más rápido a diario, pero ha estado chitón.
En Losail apareció la versión más ácida del mallorquín. Resurgió el carácter del niño díscolo de otros tiempos. Pretendió que Bridgestone cambiase los neumáticos destinados al campeonato 2014 porque no funcionaban en su Yamaha M1 con su estilo de pilotaje. Tampoco eran mejores en las Honda de fábrica. Bridgestone aseguró que con ese mismo neumático había ganado la carrera el año anterior. Pero Jorge reaccionó mal. Mucho peor de lo que lo había hecho en los test de Sepang. Su actitud y actuación personal fue lastimosa. Despotricó sin piedad de Bridgestone. La prensa internacional lo plasmó en sus crónicas. Mientras Jorge seguía encerrado en su vehemente queja, los pilotos rivales se pusieron a trabajar para minimizar la adversidad. Se encerró en su crítica ardiente en lugar de currarse los reglajes. Instó a Yamaha para presionar al fabricante el cambio de neumáticos. También apeló a Loris Capirossi como delegado de seguridad. Argumentó que era peligroso pilotar con aquellos neumáticos. Estaba visiblemente enfurecido. Turbó la paz del equipo Movistar Yamaha. Pero Rossi no hacía caso, trabajaba y progresaba sesión tras sesión.
A todas esas, las motos "satélite" calzadas con sus mismas gomas estaban en lo alto de las clasificaciones. Demostraban que la situación no era en absoluto grave y era subsanable adecuando los reglajes. Ellos lo habían hecho dos semanas antes en los privilegiados test vetados a las oficiales. Llevaban la lección aprendida. Con el transcurso de las sesiones las Factory fueron mejorando. En la clasificatoria ya dominaron la situación. Aventajaron a las Open a pesar del mágico "e-b" que les concede más de medio segundo de ventaja, pero las "Satélite" siguieron entre las oficiales a igualdad de neumático. Los neumáticos funcionaban bien. El propio Lorenzo se anotó el quinto tiempo de parrilla a 0,154 de la pole de Márquez. Su registro fue mejor que su pole del año anterior. El buen hacer de su técnico Ramón Forcada le enmendó la anomalía que perjudicó a todos por igual. Los reglajes hicieron eficaces los neumáticos. Así y todo, pidió probar los reglajes de Bradley Smith en el WarmUp. Entró en razón de trabajo, la rabieta quedó atrás. Otro asunto es la caída de novato que sufrió en la primera vuelta de carrera. La rueda delantera, todavía fría, no soportó la violenta frenada de Jorge en su afán por escaparse. Exceso de prisa. Este año está manifestando un nerviosismo nada habitual en él. Ese estado de ánimo no es compañero adecuado para pretender recuperar el título al sosegado y brillante Marc Márquez. Take it easy, Giorgio.
Pataleta de Lorenzo
La pista de Qatar resbala. Es harto sabido. El asfalto tiene poco grip y menos con arena. Los neumáticos extra-blandos tienen algo más, pero son exclusivos de las Open y de las desertoras "Factory" con prebendas Open. Merced a esas gomas e-b, han dominado las sesiones de entrenamientos libres a su antojo y creado desconcierto entre las Factory. Los pilotos lo asumieron conscientes de que las condiciones eran iguales para todos. Sabían que el remedio pasaba por arduo trabajo con sus técnicos para adaptar reglajes y suspensiones a las circunstancias. Los no oficiales lo habían hecho durante los test llevados a cabo a principios de mes en ausencia de los oficiales de fábrica. Esos, prestaron servicio a Bridgestone en Phillip Island para evitar el desaguisado del año pasado cuando se estrenó el abrasivo asfalto que destrozaba las gomas. Por seguridad se dividió la carrera en dos mitades. Fue el esperpéntico "Dry flag to flag". Este año no se repetirá.
En la primera sesión del jueves, Jorge Lorenzo arremetió con ira su disconformidad con los neumáticos de Qatar. Actitud que ya había adoptado en los test colectivos de Sepang. En aquella ocasión pidió a Yamaha que le inscribiera en Open para tener acceso al neumático extra-blando. Le respondieron que jamás habían considerado tal posibilidad y seguirían en Factory como corresponde a un equipo de fábrica. En contraste, durante los recientes test Bridgestone de Phillip Island ha sido el más rápido a diario, pero ha estado chitón.
En Losail apareció la versión más ácida del mallorquín. Resurgió el carácter del niño díscolo de otros tiempos. Pretendió que Bridgestone cambiase los neumáticos destinados al campeonato 2014 porque no funcionaban en su Yamaha M1 con su estilo de pilotaje. Tampoco eran mejores en las Honda de fábrica. Bridgestone aseguró que con ese mismo neumático había ganado la carrera el año anterior. Pero Jorge reaccionó mal. Mucho peor de lo que lo había hecho en los test de Sepang. Su actitud y actuación personal fue lastimosa. Despotricó sin piedad de Bridgestone. La prensa internacional lo plasmó en sus crónicas. Mientras Jorge seguía encerrado en su vehemente queja, los pilotos rivales se pusieron a trabajar para minimizar la adversidad. Se encerró en su crítica ardiente en lugar de currarse los reglajes. Instó a Yamaha para presionar al fabricante el cambio de neumáticos. También apeló a Loris Capirossi como delegado de seguridad. Argumentó que era peligroso pilotar con aquellos neumáticos. Estaba visiblemente enfurecido. Turbó la paz del equipo Movistar Yamaha. Pero Rossi no hacía caso, trabajaba y progresaba sesión tras sesión.
A todas esas, las motos "satélite" calzadas con sus mismas gomas estaban en lo alto de las clasificaciones. Demostraban que la situación no era en absoluto grave y era subsanable adecuando los reglajes. Ellos lo habían hecho dos semanas antes en los privilegiados test vetados a las oficiales. Llevaban la lección aprendida. Con el transcurso de las sesiones las Factory fueron mejorando. En la clasificatoria ya dominaron la situación. Aventajaron a las Open a pesar del mágico "e-b" que les concede más de medio segundo de ventaja, pero las "Satélite" siguieron entre las oficiales a igualdad de neumático. Los neumáticos funcionaban bien. El propio Lorenzo se anotó el quinto tiempo de parrilla a 0,154 de la pole de Márquez. Su registro fue mejor que su pole del año anterior. El buen hacer de su técnico Ramón Forcada le enmendó la anomalía que perjudicó a todos por igual. Los reglajes hicieron eficaces los neumáticos. Así y todo, pidió probar los reglajes de Bradley Smith en el WarmUp. Entró en razón de trabajo, la rabieta quedó atrás. Otro asunto es la caída de novato que sufrió en la primera vuelta de carrera. La rueda delantera, todavía fría, no soportó la violenta frenada de Jorge en su afán por escaparse. Exceso de prisa. Este año está manifestando un nerviosismo nada habitual en él. Ese estado de ánimo no es compañero adecuado para pretender recuperar el título al sosegado y brillante Marc Márquez. Take it easy, Giorgio.